miércoles, 19 de septiembre de 2012

No hay nada más fecundo que la ignorancia consciente de sí misma.


Dice José Ortega y Gasset:  No hay nada más fecundo que la ignorancia consciente de sí misma.
Y esto es una realidad, dado que en especial no somos cocientes de nuestra ignorancia hasta que adquirimos conocimiento.

Por lo tanto el conocimiento es esa luz que nos muestra las cosas como son y nos hace ver los espacios que había oscuridad. La luz esta incapacitada para mostrarnos todo lo que no sabemos pero si al tener mas cuartos iluminados podemos calcular un poco mejor los espacios en oscuras o poco iluminados.

En cambio la ignorancia no nos muestra nada y desde la ignorancia no podemos ni siquiera medirla. A mi me paso que cuando estaba en tercer año de la facultad pensé, ya se base de datos y un lenguaje de programación; no debe quedar mucho más que aprender y desde esos días no hago más que aprender.

Lo paradójico es que cuanto más sabemos, más somos cocientes de nuestra ignorancia; como el agua salada del mar que cuanto más se toma más sed da. Pero la consciencia de la ignorancia produce más curiosidad; y con un poco de voluntad más conocimiento. Esto es un motor imparable si se lo sabe alimentar.

 En fin cuando se realiza una actividad y es necesario estimar, es necesario reconocer nuestra ignorancia y cuantificarla lo mejor posible.

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